“Por la parte de Swann” es el primero de los siete libros que componen “En busca del tiempo perdido” (“À la recherche du temps perdu”), la obra magna del escritor francés Marcel Proust. Publicado en Francia en 1913 bajo el título original de “Du côté de chez Swann” por la editorial Bernard Grasset fue traducido al español por Carlos Manzano y forma parte de la colección Contemporánea del sello DeBolsillo de la editorial Penguin Random House, publicándose por primera vez en 1999.
Marcel Proust fue un escritor referente en la literatura europea y mundial. “En busca del tiempo perdido”, cuya escritura fue entrecortada por la Primera Guerra Mundial, es una de las obras más valoradas por los lectores franceses y ocupa el número 2 de la lista “Los 100 libros del siglo XX”. A su obra se añaden títulos que fueron publicados de forma póstuma, entre ellos las tres últimas partes de su novela cumbre.

“En busca del tiempo perdido” es la evocación del pasado de un narrador sin nombre que comparte con el lector su diálogo interior. Dividido en tres partes: “Combray”, “Un amor de Swann” y “Nombres de países: el nombre”, cada una de ellas, con su propio estilo narrativo, tienen en común lo elaborado de sus enunciados y la contraposición del mundo de las ideas frente al mundo material.
Ambientado en la Francia de principios del siglo XX, en un momento previo a la Gran Guerra, de la que se intuyen tambores, con las poblaciones de Combray y París como protagonistas, la obra nos muestra un retrato costumbrista que fotografía la vida cotidiana de las clases más privilegiadas. La tardía infancia y la temprana adolescencia del narrador son rememoradas en tono casi onírico, exponiendo su angustia vital y la impronta de sus modelos familiares, su madre, sus abuelos, o el misterioso vecino Charles Swann.
El valor de lo antiguo, los recuerdos de la infancia y la influencia que los sentidos ejercen sobre la memoria, se construyen como un edificio del recuerdo que desentraña los misterios de la psique humana. Encontramos localizaciones geográficas descritas con detalle en contraposición con las escasas descripciones físicas de los personajes. Una novela en la que naturaleza, arte y literatura se engazan en un texto con una gran riqueza léxica, de palabras encadenadas como en una cuenta casi infinita que conecta presente con pasado y futuro.
Personajes con una doble vida que muestran la dicotomía de la apariencia del ser frente al ser en sí mismo, la soledad y el aislamiento que induce la enfermedad mental, tocada con delicadeza en esta obra, y los paseos familiares en el periodo vacacional «por la parte de Swann”, que da título a la novela, están embebidos por la influencia de la historia local y son los temas que otorgan mayor realismo e interés al hilo de los pensamientos del autor.
Una lectura costosa, disfrutable al principio, pero que poco a poco va perdiendo interés por lo recargado de sus enunciados, adornados en exceso y de difícil comprensión. Una temática poco atrayente, en ocasiones vacía, como es la ociosidad y los privilegios de la alta sociedad francesa, que recoge además amores enfermizos mal intencionados en sus actos. Altas expectativas iniciales que fueron perdiendo su fuerza a medida que avanzaba la historia.
“Pero, incluso desde el punto de vista de las cosas más insignificantes de la vida, no somos un todo materialmente construido, idéntico para todo el mundo y sobre el que cada cual pueda informarse como sobre un pliego de condiciones o sobre un testamento; nuestra personalidad social es una creación del pensamiento de los demás… Colmamos la apariencia física de la persona que vemos con todas las ideas que tenemos sobre ella y, en el aspecto total que nos imaginamos, dichas ideas ocupan, desde luego, la mayor parte”.
Puntuación 2,5/5
